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Suele definirse el embarazo como una dulce espera; sin embargo, muchas veces es una dulce espera que, producto de los miedos, desespera.

Sin duda alguna, afirmar que el embarazo es una dulce espera es poner el acento sólo en un aspecto de la situación: el dulce, el gozoso; sin tener en cuenta que eso es una realidad parcial y que existe un lado b de esas nueve lunas repleto de inevitables temores.

Si nos ponemos a pensar, tener miedo o ansiedad en el embarazo es absolutamente comprensible y lógico. Muchas mujeres cuando se convierten en madres descubren que durante la gestación conviven por un lado con la felicidad y la expectativa de la maravillosa magia de dar vida y, por otro, con el miedo y la ansiedad frente a la incertidumbre que supone lo que sucede día a día y lo que está por venir (sobre todo, lo que está por venir).

No obstante, muchas veces esos miedos y ansiedades se basan en creencias negativas, en miedos anticipatorios, colectivos y los que guarda nuestra memoria celular.

Por ejemplo, el miedo a que nos pase algo malo -por una experiencia negativa anterior propia o de alguien cercano-, a tener un accidente, a enfermarnos, a no saber qué hacer en una situación puntual, a que se adelante el parto, a no conectar con el bebé o a cualquier noticia negativa que pudiera ocurrir durante el transcurso de las 40 semanas e, incluso, en los primeros meses de vida del niño.

Sin embargo, como el condicionamiento cultural indica que las nueve lunas deben ser “una dulce espera”, es común que muchas mujeres callen sus angustias y temores y de esta forma, muchos casos de depresión o trastornos de ansiedad durante el embarazo queden huérfanos de una adecuada psicoterapia y tratamiento.

Respecto a ello, es importante tener en cuenta que numerosas investigaciones han determinado que si la ansiedad y el estrés durante el embarazo son puntuales pueden no tener consecuencias relevantes, pero si se prolongan y se presentan en niveles muy elevados, repercuten en la salud de la mamá y afectan al desarrollo del bebé.

Maruxa Hernando, psicóloga y Coach, creadora y formadora del método SHEC, ha diseñado un protocolo específico para trabajar durante el embarazo que permite recuperar el equilibrio y la salud emocional para vivir un embarazo saludable, con confianza y en conexión con el bebé.

El Método SHEC permite a los psicoterapeutas y profesionales de la salud emocional trabajar y resolver procesos traumáticos emocionales que pueden surgir antes, durante o después del embarazo, con gran efectividad y rapidez, logrando confianza en el proceso, paz, alegría y gran conexión con el bebé.

Este Método es por excelencia la técnica psicoterapéutica que permite que las futuras mamás se familiaricen con todo lo que está por venir y conecten de forma saludable con el bebé. Ahora bien, método SHEC no sólo se centra en los traumas y en situaciones negativas, sino que también es muy útil para fortalecer experiencias positivas y desarrollar recursos internos.

EN EL PROTOCOLO DE EMBARAZO, SE TRABAJA EN 2 FASES:

FASE #1: LIMPIAR SITUACIONES DOLOROSAS VIVIDAS ANTERIORMENTE EN OTRO EMBARAZO O EN EL ACTUAL. ELIMINACIÓN DE MIEDOS Y ANSIEDADES.
Se trata de identificar todos los miedos conscientes o inconscientes: abortos, malas experiencias en partos o embarazos anteriores, ansiedad frente a las distintas pruebas a las que estará sujeta en las distintas etapas del embarazo, vivencias impactantes de amigas, familiares, etc. En definitiva, todo aquello que ha vivido, le han contado o está en su memoria celular.

De esta forma, facilitamos que la información desadaptativa almacenada en redes neuronales por el impacto que supuso en la embarazada, pueda convertirse en información adaptativa. Procesar todas las situaciones impactantes significa que esas experiencias anteriores se queden en recuerdos del pasado, sin carga negativa o miedos asociados, generando confianza en ella y en el proceso. De esta forma, la mamá desarrolla mayor confianza y vive un embarazo más natural, más feliz, con más ilusión y alegría.

Si el padre también manifiesta miedos o ansiedades ante la nueva paternidad y/o ante situaciones negativas relacionadas con otros embarazos o partos anteriores, se realiza el mismo trabajo que con la madre para que sea un buen soporte para ella y puedan los dos disfrutar y vivir esta etapa con ilusión.

FASE #2: MAYOR CONEXIÓN ENTRE LA MAMÁ Y EL BEBÉ Y CONFIANZA PARA EL PARTO. INTEGRACIÓN DEL PADRE.
En esta fase trabajamos la conexión mamá/bebé constante. Para ello, iremos guiando a la madre por toda la línea del embarazo, parto y primeros meses del bebé. En esta sesión se trabaja con el papá, la mamá y el bebé. Se trata de conectar a la mamá con el bebé de forma equilibrada, transmitiendo paz, tranquilidad y emociones acordes al embarazo, eliminando o equilibrando momentos de tensión y permitiendo que emerjan (si existen) otros miedos inconscientes.

LA TERAPIA CON MÉTODO SHEC PERMITE SENTIR A LOS PADRES MOMENTOS DE PAZ Y DE CONTACTO CON EL BEBÉ ANTES DE QUE SE PRODUZCA EL PARTO.
Los padres que han realizado este protocolo dicen que se sentían muy seguros durante todo el proceso y que los partos eran más rápidos: “Como si el niño supiera perfectamente por donde ir y sin miedos”; comentan también que han estado durante el parto y embarazo muy conectados con su bebé. De esto se deduce que los bebés, cuyos padres han realizado método SHEC embarazo, se sienten acompañados y en paz.

Albert Ariza

Webmaster en Metodo Shec

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